lunes, 3 de marzo de 2014

HOGAR

Las casas son como nuestras almas. Ellas contienen todas nuestras experiencias y en ellas hay guardadas tantas historias...  Una casa es un refugio tan cálido o frío, pero sigue siendo un refugio.
Silenciosa observa cada movimiento nuestro, y siempre es cómplice de cada momento vivido en todo ser humano.
Sus ventanas son influencias del mundo externos que si bien están abiertas, es porque dejamos entrar las energias externas para nutrirnos.  Las ventanas son los ojos de la casa, que cuando los cierra, es porque no quiere ver, y permanece cerrada, con su corazón estanco y dormido.
Sus vestidores y pasillos son los lugares más extrovertidos de nuestro corazón que une y comunica algunos compartimentos y pensamientos, o sentimientos para que podamos integrar.
Las escaleras nos ayuda a elevar nuestro Espíritu, pudiendo "escapar" de nuestras rutinas para poder energizarnos.
El baño nuestra "limpieza interior" y sanación. También ayuda a "desintoxicarnos" de los procesos oscuros del alma.
La cocina es el lugar donde podemos intercambiar ideas, digerirlas y manifestarlas.
El sótano, es la parte más sombría, es donde están nuestros trastos viejos, inservibles, y que apartamos por miedo a "tirar", miedo al desapego. Es el lugar que apartamos de la casa.
El balcón es una ilusión, una esperanza hacia abrir nuestros deseos, una inspiración a nuestros sueños.
El desván es la parte más alta de nuestra casa. Es donde uno se siente invitado a meditar, a interiorizar, y a relajarse.  Y desde ahí estamos más abiertos para ver y percibir toda la energía que yace bajo nuestros pies.

S.E.A

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